viernes, 12 de julio de 2013

Ricardo Corazón de León, el rey romántico por excelencia



Ricardo I fue el rey de la dinastía anglo-normanda que menos tiempo de su vida pasó en Inglaterra, en su reino, estando en él únicamente en dos ocasiones. Sin embargo, es reconocido como el monarca medieval
Ricardo Corazón de León en una iluminación
que más popularidad tuvo entre sus súbditos. Ricardo I estuvo dotado de un dinamismo extraordinario, que le llevó a participar en la Tercera Cruzada, a viajar por todo el Mediterráneo y a intervenir de una manera predominante en la política europea de su momento.
Pasó a convertirse en una leyenda, leyenda que compagina los aspectos de caballero y soldado con los de un rey trovador y un rey refinado.
La Tercera Cruzada le mantuvo fuera de sus reinos desde 1190 hasta 1192, obteniendo en ella su fama. A pesar de no recuperar Jerusalén, objetivo último de todo aquel que se aventuraba en una Cruzada, llegó con Saladino a una paz honorable que le permitía regresar a sus reinos, de donde le llegaba noticias preocupantes. 
En sus reinos su hermano, el príncipe Juan, el futuro Juan “sin tierra”, conspiraba abiertamente contra él para hacerse con el poder, contando con el apoyo del rey de Francia, Felipe II Augusto.
El viaje de vuelta fue durísimo, y los sucesos ocurridos en él fomentan la leyenda de este personaje. Ricardo fue hecho prisionero por el duque de Austria, después fue entregado al emperador Enrique VI, el cuál exigió por la libertad de Ricardo un rescate desmesurado: 100.000 libras. Para poder ser libre y regresar a sus reinos, Ricardo tuvo que convertirse en feudatario del Imperio, subordinándose a él, y a entrar en una alianza contra el rey francés.
Se segunda visita a Inglaterra como rey fue triunfal. El pueblo inglés le había mitificado como la figura que volvería algún día y acabaría con los abusos de los nobles y demás personas de poder. Se le asociaba a la llegada de los buenos tiempos, y por ello del recibimiento que tuvo. Se realizó una nueva coronación en la catedral de Winchester por parte del nuevo arzobispo de Canterbury, Hubert Walter, a quien Ricardo le confiaba el gobierno del reino en su ausencia.
Ricardo, rey ambulante donde los haya, dedicó los últimos años de su reinado (1194-1199) a reconstruir sus posesiones francesas. Se dispuso así a someter a los vasallos rebeldes mientras preparaba una guerra contra el rey francés. Murió mientras se hallaba ocupado en esto, herido de una flecha cuando trataba de someter a un vasallo, el vizconde de Limoges, que se había sublevado. En ausencia de herederos directos, el príncipe Juan fue elegido rey de Inglaterra.
Ricardo sería una figura principal del renacimiento caballeresco en el romanticismo, siendo figura principal de multitud de obras caballerescas, como por ejemplo Ivanhoe o El León en Invierno, donde se llega a insinuar la homosexualidad de este personaje.
Figura destacadísima del medievo europeo, por lo que no es de extrañar la multitud de obras, series y películas dedicadas a su persona.

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