El entusiasmo experimentado en Clermont, donde se convocó la
primera Cruzada el 27 de noviembre de 1095 por Urbano II, se multiplicó con
rapidez, impulsado, más que por la predicación de los obispos, por la de
eremitas iluminados, como Roberto de Arbrissel o Pedro el Ermitaño y sus
discípulos.
Se produce así una respuesta rápida y descontrolada: La
llamada Cruzada de los Pobres o la Cruzada Popular fue un movimiento
espontáneo, conducido por los propios predicadores, en el que participan
personas procedentes de toda Europa y de toda clase social.
La primera oleada estuvo liderada por Pedro el Ermitaño y
Gualterio Sans Avoir, y se reunieron
en Colonia en la Pascua del año 1096. Desde allí partieron en dos grupos para
remontar el Rin y el Neckar y seguir luego el curso del Danubio.
No era fácil controlar a esas grandes multitudes, sobre todo
cuando escaseaba la comida. El saqueo se convirtió en un recurso muy utilizado,
y el grupo de Gualterio sería el primero en hacerlo, practicándolo en los
alrededores de Belgrado, una vez cruzada la frontera entre Hungría y el Imperio
Bizantino. Como consecuencia de ello surgieron las primeras tensiones y los
primeros enfrentamientos con las autoridades locales.
Pero todo se radicalizaría al llegar el grupo de Pedro el
Ermitaño: Del lado de Hungría, los cruzados asaltaron y tomaron Semlin,
provocando la primera matanza de las cruzadas. Del lado bizantino, saquearon e
incendiaron Belgrado, aunque sus habitantes habían huido. En Nish fueron
duramente reprimidos por la guarnición bizantina, y así los efectivos de Pedro
el Ermitaño se habían reducido en una cuarta parte para cuando llegaron a
Constantinopla.
Esta primera oleada de la Cruzada de los Pobres fue
trasladada al campamento de Civetot, en el golfo de Nicomedia. Allí se acabó
definitivamente esta primera ola de las cruzadas: Desoyendo los consejos del
emperador, los latinos provocaron sin estar preparados el enfrentamiento con
los turcos, siendo exterminados en su mayoría: la flota de rescate sólo pudo
rescatar a unos tres mil supervivientes.
La segunda oleada de la Cruzada de los Pobres se acabó
antes. Se formó en Alemania, tras la marcha de Pedro el Ermitaño y de otros
predicadores. Tres grupos fueron creados, liderados por Volkmar, Gottschalk y
Emich de Leisingen. La intensidad con que la predicación de la cruzada evocaba
en las mentes de todos los escenarios de la vida y la pasión de Cristo situó la
actuación del pueblo judío en un primer plano; junto a ello, el papel de las
comunidades judías en la sociedad cristiana, como grupos cerrados dedicados a
actividades, no exclusivamente, relacionadas con el negocio del dinero y su
prestamos, no generaba simpatías. Esta segunda ola comenzó atacando así a las
comunidades judías de Alemania y Centroeuropa. Espira, Worms, Colonia, Praga,
etc… conocieron la violencia de los cruzados, llevada a delante en contra de la
prohibición expresa de los obispos, que en todas partes trataban de proteger a
los judíos.
En Hungría trataron de hacer lo mismo, pero el rey Colomán
respondería contundentemente: Los tres grupos fueron casi completamente
aniquilados, y los supervivientes se dispersaron.
Se acaba así el movimiento de la Cruzada de los Pobres o la
Cruzada Popular, movimiento espontáneo surgido de la excitación que supuso la
convocatoria de la Primera Cruzada en una Europa con un dinamismo social tan
alto como el que había en pleno Siglo XI.
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