jueves, 11 de julio de 2013

La actividad repobladora durante la Reconquista peninsular

En este artículo vamos a tratar un tema que suele ser olvidado. A lo hora de hablar de la Reconquista se suele centrar el tema en las conquistas y en los avances, pero no se para a observar como fue el proceso de control de esas tierras conquistadas, de afianzamiento de esos territorios. Esto se conseguía con la repoblación de esas zonas, y por ello el proceso repoblador es un factor clave para comprender la Edad Media peninsular.
Las monarquías peninsulares de ese momento comenzaron a expandirse, y esa expansión debía de ser asegurada. Las monarquías se tienen que afianzar en lo territorial, y por ello debían repoblar esas tierras conquistadas. Este es un proceso brillante en las Historia de España, e irá evolucionando a lo largo de la Reconquista. 
Hasta el siglo XII se distinguen tres etapas
La primera etapa abarca de los siglos VIII al XI, etapa donde la principal preocupación de los monarcas era controlar el Valle del Duero, crear un tapón de gente para impedir el asentamiento musulmán en esa zona. Para ello se crearon condiciones favorables para atraer colonos. El sistema utilizado es el de la presura, sistema según el cual si un colono se asienta en una tierra y la trabaja el rey se la entrega. Esto no sólo se da en Castilla, sino también en Aragón.
La segunda etapa va de los siglos XI al XII, donde se produce la consolidación en el Valle del Duero. Aparecen ya los municipios, donde los pobladores se unen para vivir. Aparecen también las comunidades de villa y tierra, un núcleo municipal grande central con pequeños municipios en su esfera. Otro factor que aparece ahora y que ayuda a la consolidación y asentamiento de la población son los monasterios, entorno a los cuales se asienta una amplia masa de población. Este sistema de los monasterios será tan efectivo que se perpetuará a lo largo de los siglos.
Por último, la tercera etapa es la ocupación del Valle del Tajo, que abarca el final del siglo XI y el XII. En 1085 se reconquista Toledo, por lo cual la frontera se desplaza ya por debajo de la mitad peninsular, y esa zona debe ser repoblada con nuevos sistemas. Un sistema nuevo es el de los alforces, que se trata de un número grande de comunidades satélites  que contribuyen a la estabilidad económica de una zona por su posición y demás, como por ejemplo hacía Talavera de la Reina con Toledo.

Desde el primer momento el avance y repoblación lo dirigen los monarcas, que son los primeros interesados en esa repoblación, pues extiende sus dominios y consolida los territorios conquistados. 
Hay una cierta obsesión por controlar las cuencas fluviales, que ya comienzan con Alfonso I (693-757), que intenta controlar el Valle del Duero. Él no lo conseguiría, pero es  importante que lo intente.
Alfonso II (c. 760–842) comenzó a consolidar la presencia de los cristianos en el Duero. Por primera vez se concede una Carta Puebla o Fuero en Brañosera, en el 824. 
Es un repoblación muy eficiente la que se comienza a desarrollar. Es la época de esplendor de esas presuras o bona vacantia. El Valle del Duero va así consolidándose como zona cristiana.
Alfonso III (886-910) domina definitivamente el Valle del Duero, y se produce por ello el cambio de la corte a León, mostrándose así el interés de la corona por controlar esta zona.
La batalla de Simancas en el 939 consiguió definitivamente que los cristianos se hicieran con el control de la mitad norte de la península. La repoblación en esta primera mitad es un éxito.

El segundo gran bloque de repoblación abarca de los siglos XIII al XV. Durante estos siglos la actividad repobladora avanza y con la toma de Toledo y la entrada en Andalucía hay que readaptar la forma de repoblación en estos territorios con tal alta concentración de población árabe. Aparecen así los mudéjares al incorporar a esos musulmanes a los reinos cristianos.
En esta etapa se repuebla el área castellano-manchego y Andalucía, con nuevos sistemas para ello.
El más destacado son los donadios, que son grandes concesiones territoriales por parte del monarca a ciertos individuos. Este sistema fomenta la actividad reconquistadora para conseguir esas donaciones.
Aparecen también los repartimientos, que se dan muchas veces a colonos para que vivan en zonas de frontera, normalmente provenientes del norte. Tenían toda una serie de ventajas, y por ello que este sistema funcionase.
La alta nobleza juega un papel muy importante en todo el proceso, creándose en él los grandes títulos nobiliarios. También las órdenes militares, que repueblan grandes zonas de la mancha, creando ciudades como Ciudad Real.
En conclusión, el proceso repoblador fue clave para afianzar las conquistas y desarrollar los incipientes reinos que se estaban formando en la Península. El buen hacer en este proceso hizo posible el avance y la posición predominante de los reinos cristianos sobre los musulmanes en la península, y su posterior conquista más tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario